domingo, 15 de julio de 2012
A un amigo
Tristemente, después de un año me entere de la lamentable muerte de alguien que quize mucho, quien me acurruco en sus delgados brazos, y en su pecho tan calido como una hoguera y a la par aspero, con diminutas cicatrizes.
Quisiera haber conquistado su atención, haber escuchado el ruido que provocaban sus dedos en el instante en que desenmarañaban su melena, oler sus labios y descifrar sus gestos, el movimiento de su mirada lejana y profunda.
Leo lo que queda de sus particulares relatos, lo imagino, lo pienso y retengo en mi mente y me dan ganas de llorar.
Tuve en mis labios su sabor, su mirada siempre lejana observaba mi cuerpo buscando algun rastro de a quien tanto anhelaba volver a tocar, susurraba palabras en un idioma que no reconocia, le devolvia una sonrisa y el una caricia.
A partir de ese momento, transformaba su tristeza en violentas embestidas, brusco, tosco, perdia la delicadeza. Se aferraba a prolongar su erección a reafirmar su dominio ante los demás, gritando entre las paredes de la habitación gemidos de placer, para que el mundo se diera cuenta de que aun estaba vivo.
Una vez que eyaculaba, se tiraba a la cama arrepentido, y regresaba el hombre confuso de mirada perdida, el hombre que volvia a los brazos de su mujer cada vez que los 60 minutos terminaban.
Una vez de manera sorpresiva lei un post que hacia referencia a nosotros, ya no nos volvimos a ver, el tiempo no lo permitio.
Hasta Siempre mi Poeta...
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